
La historia del jazz está llena de grandes encuentros entre músicos. Unas veces fueron provocadas artificialmente por la industria del disco, otras como consecuencia de algún concurso o festival, y otras, como la de esta obra de arte, realizadas por la iniciativa de un productor que dio muchos días de gloria al jazz. Nos estamos refiriendo a Norman Granz. En la mayoría de los casos, el resultado musical no acompañó a las expectativas, pero hubo honrosas y admirables excepciones.
Este disco responde a lo segundo. En 1956, tanto Art Tatum como Ben Webster estaban en plena madurez creativa, aunque el pianista moriría ese mismo año. Tatum era considerado el campeón incontestable del piano jazzístico, desde sus portentosas grabaciones de comienzos de los años 30, todavía hoy asombrosas por su envergadura técnica. Por su parte, Ben Webster, que había vivido su momento de mayor gloria 15 años atrás en la orquesta de Duke Ellington, se había consolidado, mientras tanto, como una de las voces más originales del saxo tenor.
Este encuentro fue un coloquio entre iguales. El pianista representaba el grado máximo del barroquismo musical; el saxofonista, sin embargo, deslumbraba con su elegante sencillez. Supo profundizar en la faceta lírica de su instrumento, y consiguió tocar el blues como si fuera una balada, y la balada como si fuera un blues. Su impresionante sonido, con unos finales de frase donde la música se desvanece hasta quedar reducida al puro hálito, y con un vibrato terminal que casi puede palparse, ha sido imitado hasta la saciedad. Tatum por su parte, fue un pianista extraordinariamente dotado, hasta el punto de carecer de parangón con ningún otro, un fenómeno aislado, al margen de estilos y modas, incapaz a la postre de dejar una escuela propia. A Art Tatum se lo elogiaba sin escatimar halagos, pero seguirlo o imitarlo era arriesgarse a la trivialidad o al fracaso.
La complejidad de la música de Art Tatum no generó ninguna clase de acritud musical. Al contrario, su universo es de una acusada evanescencia y amabilidad. A Tatum le gustaba diseccionar la melodía y hacer que el swing se presintiera incluso por detrás de sus pasajes sin tiempo definido. Por todo ello, este disco, desde el comienzo hasta el final, está presidido por la elegancia de un tiempo ralentizado; las invariables aperturas de Tatum y las serenas explicaciones del saxofonista, ajenas a enfatismos y evocando a su amigo Johnny Hodges en provechosas subidas al registro agudo, son un monumento jazzístico de primer orden. Al mismo tiempo, contrabajo y batería se mueven en el terreno de la forzosa y agradecida discreción.
En resumen, gracias al trabajo de Norman Granz al frente de su sello Pablo, Art Tatum pudo grabar al final de su vida la música que él quería hacer, y en los formatos que él quiso. Esta extraordinaria serie de discos, reunidos genéricamente bajo el título de The Tatum Group Masterpieces, y complementadas con las realizadas a piano solo bajo el título de Art Tatum Solo Masterpieces, constituyen el testamento musical del pianista más grande que haya dado el jazz en toda su centenaria historia; y este disco, absolutamente imprescindible en cualquier discoteca, es una obra maestra intemporal absoluta. ¡Disfrutalo!
datos tomados de apoloybaco.com, y de la AMG.
Gracias a mi querido primo y amigazo Guillermo quien me pasó este
disco imprescindible hace ya un buen tiempo.
tracks
1 - All The Things You Are 7.17
2 - Gone With The Wind 4.50
3 - Have You Met Miss Jones? 4.51
4 - Night And Day 5.32
5 - Where Or When 6.29
6 - My Ideal 7.18
7 - My One And Only Love 6.20
8 - All The Things You Are (Bonus Track) 6.09
9 - Gone With The Wind (Bonus Track) 3.09
10 - Have You Met Miss Jones? (Bonus Track) 4.55
11 - Night And Day (Bonus Track) 3.22
12 - Where Or When (Bonus Track) 5.22
Art Tatum, piano
Ben Webster, tenor sax
Red Callender, bass
Bill Douglas, drums
Este disco responde a lo segundo. En 1956, tanto Art Tatum como Ben Webster estaban en plena madurez creativa, aunque el pianista moriría ese mismo año. Tatum era considerado el campeón incontestable del piano jazzístico, desde sus portentosas grabaciones de comienzos de los años 30, todavía hoy asombrosas por su envergadura técnica. Por su parte, Ben Webster, que había vivido su momento de mayor gloria 15 años atrás en la orquesta de Duke Ellington, se había consolidado, mientras tanto, como una de las voces más originales del saxo tenor.
Este encuentro fue un coloquio entre iguales. El pianista representaba el grado máximo del barroquismo musical; el saxofonista, sin embargo, deslumbraba con su elegante sencillez. Supo profundizar en la faceta lírica de su instrumento, y consiguió tocar el blues como si fuera una balada, y la balada como si fuera un blues. Su impresionante sonido, con unos finales de frase donde la música se desvanece hasta quedar reducida al puro hálito, y con un vibrato terminal que casi puede palparse, ha sido imitado hasta la saciedad. Tatum por su parte, fue un pianista extraordinariamente dotado, hasta el punto de carecer de parangón con ningún otro, un fenómeno aislado, al margen de estilos y modas, incapaz a la postre de dejar una escuela propia. A Art Tatum se lo elogiaba sin escatimar halagos, pero seguirlo o imitarlo era arriesgarse a la trivialidad o al fracaso.
La complejidad de la música de Art Tatum no generó ninguna clase de acritud musical. Al contrario, su universo es de una acusada evanescencia y amabilidad. A Tatum le gustaba diseccionar la melodía y hacer que el swing se presintiera incluso por detrás de sus pasajes sin tiempo definido. Por todo ello, este disco, desde el comienzo hasta el final, está presidido por la elegancia de un tiempo ralentizado; las invariables aperturas de Tatum y las serenas explicaciones del saxofonista, ajenas a enfatismos y evocando a su amigo Johnny Hodges en provechosas subidas al registro agudo, son un monumento jazzístico de primer orden. Al mismo tiempo, contrabajo y batería se mueven en el terreno de la forzosa y agradecida discreción.
En resumen, gracias al trabajo de Norman Granz al frente de su sello Pablo, Art Tatum pudo grabar al final de su vida la música que él quería hacer, y en los formatos que él quiso. Esta extraordinaria serie de discos, reunidos genéricamente bajo el título de The Tatum Group Masterpieces, y complementadas con las realizadas a piano solo bajo el título de Art Tatum Solo Masterpieces, constituyen el testamento musical del pianista más grande que haya dado el jazz en toda su centenaria historia; y este disco, absolutamente imprescindible en cualquier discoteca, es una obra maestra intemporal absoluta. ¡Disfrutalo!
datos tomados de apoloybaco.com, y de la AMG.
Gracias a mi querido primo y amigazo Guillermo quien me pasó este
disco imprescindible hace ya un buen tiempo.
tracks
1 - All The Things You Are 7.17
2 - Gone With The Wind 4.50
3 - Have You Met Miss Jones? 4.51
4 - Night And Day 5.32
5 - Where Or When 6.29
6 - My Ideal 7.18
7 - My One And Only Love 6.20
8 - All The Things You Are (Bonus Track) 6.09
9 - Gone With The Wind (Bonus Track) 3.09
10 - Have You Met Miss Jones? (Bonus Track) 4.55
11 - Night And Day (Bonus Track) 3.22
12 - Where Or When (Bonus Track) 5.22
Art Tatum, piano
Ben Webster, tenor sax
Red Callender, bass
Bill Douglas, drums
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